El islote de Sancti Petri

Los primeros hombres que poblaron Chiclana escogieron para establecerse la pequeña Isla de Sancti Petri, pero no fue sólo el principio de la población de Chiclana sino que este islote ha tenido siempre un contenido mítico como origen de la civilización de la Bahía de Cádiz.

El islote de Sancti Petri parece inevitablemente unido al personaje de Hércules. Se trata no sólo del culto que se le rendía en el Santuario a Melkartsino que en esta tierra transcurren dos de los doce trabajos que forman la parte más conocida del mito de Hércules. Así, después de dar muerte al león de Nemea y a la Hidra de Lerna, capturar al jabalí de Erimanto y a la cierva de Cerina, explusar a las aves del lago Estínfalo, limpiar los establos de Augias, capturar al toro de Creta y a las yeguas de Diomedes, conseguir el cinturón de Hipólita y capturar a Cerbero, Hércules robaría los bueyes de Gerión y las manzanas de oro del jardín de las Hespérides.
  
Descripciones de autores de la Antigüedad y excavaciones arqueológicas han permitido reconstruir la antigua tipografía de la zona. La ciudad antigua se repartía en dos islas, en el extremo sureste de la isla mayor se fundó el Templo a Melkart, uno de los de mayor prestigio en la Antigüedad. Un rasgo del templo muy comentado por diversos autores es la presencia de dos columnas de metal en el interior del templo que presentaban una inscripción en una lengua para ellos indescifrable. También eran famosas las reliquias que guardaban el templo, consistentes en el cinturón de Teucro, un olivo de oro con fruto de esmeraldas y, sobre todo, las cenizas del propio Hércules.

La misión del santuario dedicado a Melkart fue múltiple ya que este dios era una divinidad asociada a las fundaciones de ciudades, pero también un dios titular de la navegación y del comercio. A esto, hay que añadir el carácter oracular del templo, a él acudirían personajes famosos como Anibal o Julio César. También fue costumbre el que los generales romanos se acercasen al templo para rendir pleitesía al dios. Otro visitante famoso, éste ya en nuestros tiempos, sería el gran compositor gaditano Manuel de Falla que buscaría en Sancti Petri las notas musicales para la partitura de una de sus grandes obras: La Atlántida, que nunca culminaría.

Esta isla también la conocerían los árabes ya cristianizada, ahora dedicada a San Beter (como llamaban a San Pedro), luego sería, ya con los Austrias, torre vigía para defensa de esta costa contra berberiscos primero y contra ingleses después, más modernamente fortaleza bien artillada por los Borbones y también fue construido como baluarte defensivo contra los ataques de piratas, poco antes de ser duramente  bombardeado por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia, baluarte liberal que formaba parte de la línea de fortificaciones que protegía la entrada del Caño de Sancti Petri junto a las baterías defensivas de la Punta del Boquerón. 

Los alrededores del islote han sido, desde antiguo, lugar de hallazgos arqueológicos importantes. Así, en el siglo XVIII, se produjo el hallazgo de una estatuilla que representaba la Envidia, recostada sobre el brazo derecho, de la que hoy se ignora su paradero. El 1 de noviembre de 1755 y a causa del terremoto de Lisboa aparecieron unas estatuillas de bronce, de las que también se desconoce su paradero. En 1905 fue hallada una estatua de mármol, y varios días más tarde una pequeña figura de bronce, que representa a Attis, dichos hallazgos se encuentran respectivamente en el Museo de Cádiz y el Arqueológico Nacional. En 1925 se encuentra una escultura de bronce representando a un emperador acorazado, que se encuentra en el Museo de Cádiz. Añadir tres estatuillas de bronce aparecidas en 1984 que, parece ser, representan a diversas divinidades egipcias. Además, 1973 se llevaron a cabo prospecciones submarinas, en las que se localizaron los siguientes restos: restos de construcción, abundantes restos de cerámica romana y un muro de 45 metros de longitud y 2.5 de altura. Sin embargo, dada la historia de la zona, se puede pensar que los descubrimientos más importantes aún no se han producido. 

Hoy día, nuestro litoral permanece constantemente vigilado desde esta legendaria isla de Sancti Petri por el castillo de igual nombre, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, del que, aunque sólo quedan restos de los siglos XVI (la torre) y XVIII (el resto del castillo), su torre medieval sigue sirviendo como faro y guía de quienes viven del mar, por el mar y junto al mar.

Fuente: Turismo de Chiclana

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