Los sacrificios humanos en el templo de Melkart

Los navegantes procedentes de Tiro establecieron la colonia de Gadir y eligieron para ello el extremos sur de la gran isla gaditana. La erosión marina ha separado el Área del templo de la isla primitiva, convirtiéndola en el actual islote, sonde no se conserva más que las ruinas de una fortaleza moderna. El Templo de Melkart llegó a convertirse en uno de los
santuarios más importantes del mundo antiguo y su divinidad alcanzó una extraordinaria difusión, especialmente durante el alto imperio romano.
El templo debía tener como elemento principal un gran recinto o área sagrada, dentro de la cual estaría el edificio propiamente dicho, con las puertas de bronce decoradas y las restantes reliquias y altares. Había allí dos pozos, uno de ellos de agua dulce, cuyo régimen de caudal era inverso al de las mareas, fenómeno estudiado directamente por el geógrafo griego Posidonio. Debido a al origen oriental del culto, no existía una imagen del dios en el templo, sino solamente los altares destinados a los sacrificios.
Quizá sea este, el sacrificio, el elemento esencial de la religión fenicia. Conservando el antiguo sentido cananeo, el ofertante fenicio sacrificaba generalmente ganado mayor y menor, pájaros  ofrendas de grano, aceite, leche, vino, etc. Pero también realizaba sacrificios humanos.
El sacrificio de primogénitos era ya una practica antigua. Quizá debe remontarse a mediados del III milenio y los fenicios no lo suspendieron. La mayor parte de los restos de las incineraciones aparecidas en Salambó (Cartago),entre otros muchos lugares, demuestran que un 80% no superaba los dos años de edad, aunque no faltaban victimas de mayor edad; se han encontrado en las urnas de los sacrificios las pruebas de que habían sido entregados al fuego purificador, niños incluso de 12 años.
El ritual consistía en la entrega al sacerdote por parte de los padres de su hijo, este llevaba al niño en sus brazos ocultándolo de la vista de los presentes en el momento del preciso golpe de cuchillo. Cuando se incinera el cuerpo, la música y la alegría del pueblo redimido con el sacrificio anulaban los gritos desconsolados de los padres, mientras su hijo se reunía con la divinidad. No debemos llevarnos ninguna sorpresa ni considerar por ello que la religión fenicia era especialmente sangrienta, pues ni siquiera los griegos habían perdido por completo esta práctica en el siglo IV a.C. Según Diodoro, los niños continuaban siendo quemados en aquella época en sacrificios rituales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario